Norias de agua
En los lugares más favorecidos por las lluvias se hace preciso la captación de agua, su encauzamiento y su reparto para abastecer a las poblaciones. Pero, a medida que el territorio se hace más seco, es necesario dominar de forma más directa los cauces fluviales, controlarlos y ponerlos a disposición de la población y de la agricultura.
Generación tras generación, los campesinos habían aprendido a manejar las pendientes de los cauces fluviales para que fuese la propia gravedad la que permitiese que el agua llegase a los cultivos. Sin embargo, en las grandes llanuras, cuando la pendiente del río se hacía tan débil que casi desaparecía, era necesario dar un paso más: había que impulsar el agua, salvar accidentes y pequeños desniveles del terreno para que el líquido alcanzase bancales y cosechas.
Papel muy destacado y temprano jugaron, en este orden de cosas, los aparatos de elevación de agua, utilizados por el huertano desde hace siglos, fundamentalmente las norias y aceñas.
Fuente: La Verdad de Murcia
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